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El miércoles 17 de marzo de 2021 se llevó adelante un encuentro virtual, a través de la plataforma Zoom, entre diversos actores integrantes de la ciudad: autoridades, vecinos, encargados de edificios y administradores de consorcios. El motivo que impulsó la jornada fue tratar en detalle uno de los temas más importantes que debe atender cualquier gran urbe en el siglo 21: el reciclado de basura y su correcta separación. Allí cada ciudadano pudo expresar sus quejas, inquietudes, propuestas y posibles soluciones.

El evento comenzó con las presentaciones formales a cargo de una integrante del equipo de Participación Ciudadana y Cercanía, marcando que el encuentro fue convocado por la Dirección General de Reciclados y Transformación Cultural para tratar la temática: “edificios verdes”. Roberto Gutiérrez y Leticia Alves fueron los referentes presentes de dichas áreas. Se contó que durante febrero realizaron reuniones de diagnósticos con encargados y administradores de edificios, recuperadores urbanos, coordinadores de cooperativas y vecinos de los diversos barrios porteños (por separados), para detectar de primera mano las problemáticas en lo vinculado a la separación de residuos. La radiografía que eso arrojó fue la necesidad de mayor información y concientización (cómo se recicla de manera correcta, cuáles son los materiales que se deben separar, cómo utilizar los contenedores verdes), y el mejoramiento del vínculo entre los distintos agentes dentro del proceso de separación de la basura. Pasada esta etapa, la jornada se dividió en diferentes salas según el rol que ocupaba cada participante (vecinos, encargados, etc.) para que tengan el espacio de pedir la palabra y expresarse proponiendo acciones que puedan mejorar la coyuntura.

La primera en hablar fue Nora, vecina del barrio de Monserrat. Contó que en la cuadra en donde ella vive, Adolfo Alsina entre Virrey Ceballos y Luis Saenz Peña, hay instalada una planta de reciclados donde se suscitan importantes problemáticas. Primero, narró, se utiliza toda una esquina para hacer reciclado. Segundo, los recicladores, con uniformes del Gobierno de la Ciudad, pernoctan allí, arman campamentos, utilizan los contenedores como baños, beben cerveza en exceso, se pelean entre ellos. Todo esto provoca contaminación, que se desvaloricen los departamentos de la zona, que crezca la inseguridad y que no se pueda transitar por esa esquina. Con tal contexto, sostuvo, ningún vecino va a tener ganas de colaborar con el reciclado porque siente que es inútil debido a la falta de respeto entre las partes. La respuesta de las autoridades fue contar que los micros que trasladan a los recicladores “oficiales” se encargan de dejarlos a cada uno en sus domicilios y que el Gobierno de la Ciudad monitorea que trabajen de forma ordenada y limpia, pero que sí hay recicladores informales que proceden de mala manera y complican el sistema. Aclararon que aquellos que tienen remeras distintivas pertenecen al Circuito de Recuperadores Urbanos del Gobierno de la Ciudad, que tienen un horario y lugar determinado de trabajo, pero que si esas personas luego le prestan o le dan dicha remera a un familiar, amigo o quien fuese; es otra cuestión.

A continuación tomó la palabra Silvia, vecina de Caballito, Ambrosetti entre Aranguren y Avellaneda. Expuso una problemática que padece: en la puerta de su casa hace tres años hay un contenedor de residuos y lo definió como “un martirio”. Para ella el problema de la basura no radica en el Gobierno de la Ciudad, sino en que a la gente no le importa el tema. Contó que ve todos los días como los ciudadanos ni siquiera se toman la molestia de abrir el contenedor para tirar las bolsas de basura dentro, dejándolas a un costado. Remarcó que hizo varias denuncias pidiendo que le saquen el contenedor de la puerta de su vivienda ya que no solo es el problema de la basura, también dejan allí colchones, sillones, etc. A esto le sumó las personas que revuelven la basura en busca de algo que les sea útil, abriendo las bolsas y dejando todo desparramado. Se mostró harta del comportamiento de la gente.

Llegado el turno de Pedro, encargado de un edificio, dio su opinión desde su rol. Contó que hace muchos años él hace el trabajo de separar la basura reciclable y que ha hablado con cada vecino del edificio para explicarles y concientizar de cómo ellos deben ordenar la basura antes de sacarla. Explicó el trabajo en conjunto con la administración que le trajo los diferentes tachos y bolsas (verdes y negras) para diferenciar los tipos de residuos. Admitió que es una tarea difícil porque hay que estar recordándoles a los vecinos que deben separar los reciclados, porque algunos tiran todo en una misma bolsa y no les importa dónde lo desechan. Para él sería útil tener en el palier de cada edificio, un folleto explicativo sobre el asunto para que la gente lo vea y lo tenga presente. Concluido su testimonio, habló Mónica desde otro rol de la cadena: una administradora. Afirmó que todos los administradores tuvieron que hacer un curso sobre el tema de reciclados, además de que los encargados también están al tanto y se les paga un adicional por reciclado. Contó que hace mucho tiempo en sus edificios pone carteles en cada tacho de cada piso explicando que los desechos reciclables deben estar siempre limpios y secos: cartón, papel, plástico, metal y vidrio. Sumado a las bolsas verdes y negras para reciclables y orgánicos. Aquellos vecinos que el encargado le informa que no cumplen con esta regla, ella les manda un Email aleccionador.

Siguió Melisa, promotora ambiental que trabaja con la Cooperativa del Oeste. Marcó un punto interesante: muchos ciudadanos se quejan de los precios de las bolsas de residuos, pero aclaró que no es necesario que sí o sí se utilicen bolsas verdes, sino que simplemente cada vecino distinga una de otra, que a lo orgánico le ponga una identificación clara y otra clara a lo reciclable. Ya que es consciente que hay gente que saca ventaja del tema y cobra los tachos verdes más caros, las bolsas verdes más caras. Según ella, falta muchísima información sobre reciclado de basura y su correcta separación. Reveló un dato para nada menor: muchas remeras distintivas del Gobierno de la Ciudad (que utilizan los Recuperadores Urbanos) fueron a parar a manos equivocadas y es por eso que muchos cartoneros informales que revuelven la basura y dejan todo desparramado, tienen dicha remera.

Nidia, quien también es administradora, introdujo una situación que no se había tocado durante la charla: los edificios que no poseen encargado y por ende no hay nadie que recoja la basura. Afirmó que la estrategia de concientización a través de informar sobre reciclado en las expensas, no funciona. Para ella sí serviría enviar flyers concisos (debido a que no leen casi nada que sea extenso) a los correos electrónicos de los vecinos. Pidió que esta iniciativa surja del Gobierno de la Ciudad, ya que tienen el registro de todos los administradores de consorcios para enviarles esa información y ellos reenviarla a los inquilinos y propietarios. Dio fe, por su trabajo, que la gente no sabe que es su responsabilidad separar la basura reciclable. Contó que como administradora de edificios en distintos barrios, le es increíblemente difícil comunicarse con los centros de recuperadores.

Siguiendo en esta línea, Daniel, colega de Nidia, ratificó su exposición en cuanto al rol que no está cumpliendo el Gobierno Porteño que tiene el registro público de administradores y debería facilitarles cierta información como por ejemplo los contactos de centros de recuperadores, aclarando a qué comuna pertenece cada uno. Señaló un punto muy interesante: en la coyuntura de sideral inseguridad en que se vive, la gente es muy reservada y desconfiada de un tercero (en este caso de los recicladores). Propuso al respecto que cada reciclador tenga una identificación personal: una credencial visible con su foto y DNI, lo que allanaría el vínculo interpersonal entre las partes. Hizo hincapié, según su mirada, en otro punto débil del Gobierno de la Ciudad en cuanto a la comunicación, nadie sabe los resultados del reciclado: cuántas toneladas de cartón, papel, plástico se recicló en cierto periodo, por ejemplo. Afirmó que esos datos son fundamentales que se visibilicen de forma masiva, porque si la gente no sabe lo resultados tampoco sabe en qué está colaborando cuando recicla.

Para cerrar, Zulema puso sobre la mesa una propuesta dura que para ella generaría efecto: fijar multas económicas para aquellos ciudadanos que no cumplan con la separación correcta de reciclados.

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