jue. Abr 25th, 2024

El 8 de julio de 2021 el presidente de IRSA, a su vez presidente del Banco Hipotecario SA, presentó su “nuevo” proyecto de urbanización del predio de la ex Ciudad Deportiva de Boca Jrs. Significativamente, lo hizo en salones del Predio Ferial del Parque 3 de Febrero ocupado por la Sociedad Rural Argentina.

El 19 de agosto de 2021, con el voto de 37 diputados/as dependientes del Jefe de Gobierno, la Legislatura aprobó el “Convenio Urbanístico” que redactó IRSA y firmó el ya futuro candidato a Presidente, haciéndose cargo no sólo del altísimo impacto ambiental negativo sobre el humedal costero de la Ciudad protegido internacionalmente como Sitio Ramsar -la Reserva Ecológica Costanera Sur y adyacencias-, sino del riesgo que significa habilitar la construcción de 16 torres de 145 metros de altura en un relleno a orillas del Estuario, a 260 m de la Central Termoeléctrica Costanera Sur (que tiene 6 chimeneas de 100 m de alto), a menos de 1.000 m del Polo Petroquímico de Dock Sud y a menos de 160 m de los Astilleros Tandanor y Domeq García.

Pero esto no es obra de un instante de extravío. Esta es la frutilla del postre que se comenzó a cocinar en la Audiencia Pública realizada en 2002 para tratar una similar propuesta de IRSA avalada por el entonces “progresista” Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra. Con el visto bueno de sus funcionarios, se presentaba una variante del actual proyecto. Ya en ese momento, particulares y diversas entidades vecinales ambientalistas planteábamos nuestra oposición a semejante desvarío que, finalmente, no tuvo tratamiento legislativo. Cabe aclarar que en esa Audiencia sólo se presentaron (falsas) “mitigaciones” y (supuestos) “monitoreos” sobre la etapa de obra y no sobre las consecuencias posteriores.

En 2007, su improvisado sucesor, Jorge Telerman, se dio el lujo de saltearse la normativa vigente y le aprobó a IRSA por decreto lo que ésta pretendía. En esta oportunidad, el diputado Pablo Failde actuó rápidamente: interpuso un Recurso de Amparo y logró que una Jueza desarmara la maniobra (como veremos, Failde no tuvo émulos en 2021). Obviamente, Telerman salió indemne,  ocupando posteriormente diversos puestos oficiales en la Provincia y en la Ciudad de Buenos Aires junto a “oficialistas” y “opositores”.

En 2010 IRSA vuelve a la carga, contando con la anuencia del entonces “neoliberal” Jefe de Gobierno Mauricio Macri (futuro Presidente entonces), con quien firma otro Convenio. Particulares y ONGs volvemos a intervenir públicamente, influyendo también en la visita del titular de la empresa a una reunión de la Comisión de Ecología de la Legislatura y denunciando la falsa representación que hacía aparecer como “propio” un sector del Canal de la Reserva en los planos presentados. Al año siguiente -2011- con pequeños retoques, se vuelve a introducir el proyecto, que es igualmente rechazado con vehemencia y no da lugar a ser tratado.

Es así que en 2021, diez años después de la última experiencia fallida, aprovechando la desmovilización vecinal por la pandemia, IRSA y sus empleados vuelven a la escena, tratando de evitar los arts. 30° y 63° de la Constitución (obligación de Audiencia Pública previa al tratamiento legislativo), utilizando la de 2002 referida a un proyecto similar, pero que no es el mismo. Llama la atención que en esta oportunidad, ningún miembro de “la oposición” objetara ni pública ni judicialmente su tratamiento (recordar Failde en 2007).

Como detalle de color, la misma empresa reconoce la existencia de 10,2 ha -o sea el 14,13 % de las supuestas 71,6 ha totales-  como pertenecientes a “bañados y/o espejos de agua existentes” (Zona 3). Al respecto cabe preguntarse: ¿quién le escrituró a IRSA estas más de 10 ha tomadas al Estuario del Plata, ya que no es posible que un privado sea poseedor de porciones del mismo? También aparece “cediendo” el camino de sirga. O sea que la empresa “cede” como espacio público superficies que ya debían serlo.

Además, obliga a la Ciudad a invertir “sus aportes compensatorios” en obras de infraestructura que la benefician. También extrañamente, constituye “servidumbre administrativa” a favor del GCBA sobre una superficie de 2 ha (19.919 m2 / 2,78 % de la sup. total). Cabe aclarar que “servidumbre” no es sinónimo de espacio público.

La prensa, transformando los comunicados de IRSA en nota periodística, nos cuenta sobre las millonarias inversiones en dólares que haría la empresa en el predio en cuestión. Cabe aclarar que IRSA no hará ninguna inversión. Sólo la que le cueste hacer aprobar su convenio convertido en proyecto de ley. Una vez concretado, pondrá a la venta la potencialidad constructiva de las parcelas y “la inversión” la hará un tercero que (ingenuamente o no) creerá que alguien puede ir a vivir en un relleno costero susceptible de inundarse y desaparecer (cambio climático mediante), frente a las chimeneas y al estruendo producido por la mayor Central Termoeléctrica del país.

Es evidente que las falsedades o verdades a medias escritas en este “Convenio Urbanístico”, son las que se necesitan para tratar de blanquear una historia plena de irregularidades como hay pocas en la Ciudad: de 40 ha de islas con usos deportivos se pasa impunemente a (supuestas) 71 ha con 16 torres, 6.000 viviendas con 15.00 habitantes, oficinas, locales comerciales, hoteles…

Este Convenio debe ser rechazado de plano, tanto por su planteo y tratamiento inconstitucional como por sus contenidos fraudulentos y atentatorios al bienestar de la Ciudad.

Igualmente digno de destacarse es que con esta presentación IRSA, en alianza con el Gobierno de la Ciudad, se pone a la cabeza de un mercado inmobiliario diversificado, dado que el segmento “popular” lo cubre con el Banco Hipotecario SA a través del cual, el Gobierno Nacional, con dineros de la ANSES, brinda créditos hipotecarios en tierras nacionales dentro del ProCreAr.

Como alternativa, la red tierrasferroviariasverdes ha presentado en la Legislatura de la Ciudad un proyecto de ley llamado “COSTA VERDE Y PÚBICA” (Exp. N° 1889 P 2021), consistente en la expropiación del predio y la reconversión de un 70 % de su superficie en un espacio que “…tendrá como objeto, además del recreativo, la preservación y recomposición del ecosistema ribereño vinculado con la Reserva Ecológica Costanera Sur”. El restante 30 % estaría dedicado a fines educativos, culturales y deportivos públicos.

Osvaldo Guerrica Echevarría (AALP / tfv)

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