sáb. Abr 27th, 2024

En el año 2017, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público Porteño, anunciaba en sus Web y redes sociales que varias comunas de la Ciudad de Buenos Aires eran 100% accesibles. Desde la Fundación Rumbos, decidieron constatarlo mediante un relevamiento sistemático del estado de veredas y vados dentro de las comunas 5, 6 y 13. Durante 3 meses analizaron las condiciones de 108 cuadras (1008 frentes), 349 vados (rampas de esquina) y 775 árboles y registraron los elementos estructurales que generaban un riesgo de tropiezos y caídas para el peatón, y obstaculizaban o impedían la circulación.

Los principales resultados del relevamiento determinaron que:

  • 8 de cada 10 frentes (parcelas) tenían algún tipo de problema en sus veredas, principalmente en relación a baldosas (en 5 de cada 10 frentes) y a tapas de servicios (en 5 de cada 10 frentes).
  • 7 de cada 10 vados de esquina tenían problemas, y en 3 de cada 10 casos era por un desnivel de entre 5 cm y 7 cm con respecto a la calzada.

Un proyecto de ley de veredas

En septiembre de 2017, la Fundación Rumbos junto a los legisladores porteños Marcelo Ramal y Laura Marrone (FIT) y Adrián Camps (Socialismo Auténtico), presentaron un proyecto de ley. Avalado por 13 organizaciones de la sociedad civil, este proyecto proponía un Plan Integral de Reparación y Mantenimiento de Veredas en CABA que, para las etapas de diseño y planificación, incorporaba a organizaciones de personas en situación de discapacidad y, en la etapa de control, a las Comunas y sus respectivas entidades vecinales. Fijaba criterios de accesibilidad y seguridad necesarios tanto en el diseño de los cruces peatonales como en el de sendas alternativas cuando la vereda es intransitable. Subrayaba la responsabilidad del Estado en la construcción y mantenimiento de la vereda, ya que es propietario de la misma, y es quien debe garantizar la circulación segura y efectiva de los peatones. Consideraban que siendo las veredas y las calles partes de la vía pública, no existe motivo para desligar al Estado de su responsabilidad principal. El proyecto jamás tuvo tratamiento en la Legislatura Porteña. En diciembre del mismo año el Poder Ejecutivo presentó dos leyes a las que le dieron “tratamiento express”. Las leyes 59016 y 59027 no tomaron en cuenta las cuestiones que plantearon las organizaciones civiles. Por el contrario, ratificaron que la responsabilidad de reparar las veredas se divide entre el Estado (en el caso de rotura por raíces de árboles), las empresas de servicios (en aperturas realizadas por ellas mismas) y los frentistas (en cualquier otra circunstancia, incluido el desgaste por el uso normal peatonal o vial). A casi 6 años de sancionadas estas leyes, y con millonarios presupuestos para el mantenimiento de veredas, el estado de las veredas sigue igual o peor. Las personas se siguen lesionando y el Estado continúa sin garantizar una circulación accesible y segura. Sumado a esto, el espacio público se encuentra invadido por equipamiento gastronómico y todo tipo de elementos que dificultan aún más la circulación, sin control comunal. Recientemente, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) simplificó los trámites de permisos y requisitos de uso de estos equipamientos y accesorios en áreas gastronómicas, veredas y parques. Los peatones seguimos en peligro.Encuesta ¿Te caíste o golpeaste en la vía pública? Como no existe un registro oficial sobre los peatones lesionados en la vía pública (sin la intervención de vehículos), la fundación Rumbos elaboró una encuesta. De los primeros resultados se obtuvo que la mayoría de las lesiones les ocurrieron a personas de 55 a 85 años de edad. Un 75% de los peatones, se desplazan en la vía pública sin elementos de apoyo, un 7% camina con dificultad pero sin apoyos, un 9% utiliza andador o bastón, un 5% utilizan silla de ruedas o scooter, y un 2% bastón blanco o verde. El 78% de los encuestados no son personas en situación de discapacidad.En relación a dónde sucedieron las lesiones: llegaron respuestas de todas las comunas porteñas salvo de la 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano). De las 116 personas encuestadas: 103 se lesionaron en la vereda, la parada del colectivo o en la dársena de Metrobús (89%). En estos casos, el 60% se produjo por baldosas rotas, flojas, hundidas o faltantes, el 17% por elementos hundidos o elevados, el 17% por alisado de cemento roto, irregular o hundido. Los desniveles entre un frente y el otro causaron el 11% de las lesiones, las tapas de servicio hundidas, sobresalientes, rotas o faltantes el 10%, la invasión del paso peatonal el 7% y el desnivel en la salida de un estacionamiento el 4%. Un 10% tuvo que ver con una obra pública y un 3% por una obra privada. En numerosos casos se combinan varios de estos elementos, aumentando la peligrosidad. Cuando la lesión se produjo en un cruce de calle (8 casos), mayormente fue por un bache en el asfalto o por empedrado irregular. Cuando la lesión se produjo en un vado (4 casos), fue por un desnivel entre la rampa y la calle, una rotura o un elemento hundido o sobresaliente. El único caso registrado en el ingreso de un edificio fue provocado por un desnivel en la entrada. El 53% de las personas sufrieron un golpe o moretón, el 23% una fractura, el 21% una fisura o esguince, el 6% un corte y sutura, el 3% una cirugía (gráfico 5). Las extremidades inferiores del cuerpo fueron las más afectadas (78%) seguidas por las extremidades superiores (21%). En el 11% de los casos la lesión ocurrió en la cabeza o rostro y el 10% en el torso. El 5% de las personas tardó más de 6 meses en recuperarse, el 26% entre 1 y 6 meses, el 22% entre 2 y 3 semanas y solo un 20% tardó menos de una semana. El 26% reportó que todavía no se ha recuperado (de 30 casos, la mitad se lesionó este año y 5 el año pasado. 10 personas se lesionaron entre el 2016 y 2020 y aún continúan en rehabilitación o con secuelas). Como resultado, el 78% de los encuestados se vio limitado en su vida familiar, educativa, laboral o social. Cabe señalar que varias personas comentaron que luego de lesionarse tuvieron ataques de pánico, alteraciones en sus estados anímicos, miedo a salir a la calle, pérdida de autonomía y dolor físico agudo. También indicaron que la lesión sufrida resultó discapacitante y que les cambió la vida en forma negativa. El 64% de las personas informaron que el lugar donde sufrieron la caída no fue arreglado aún. Sólo un 3% iniciaron acciones legales y el 29% no sabía que podía hacerlo ni conoce el procedimiento. Un 53% de las personas encuestadas considera que el estado de las veredas, vados y cruces es muy malo, el 25% lo considera malo y el 15% regular.

Propuesta

Para garantizar una circulación efectiva y segura para todos los peatones, cualquiera sea su condición física, desde la Fundación Rumbos consideran necesario:

  • Derogar la ley de veredas (5902). Responsabilidad total del Estado en la construcción, mantenimiento y reparación de las veredas. Eliminar la responsabilidad primaria del frentista ya que no es el principal causante de las roturas. Será responsable si se comprueba que la rotura fue causada estrictamente por él.
  • Garantizar la participación de ONGs de personas en situación de discapacidad a fin de que las obras se hagan de acuerdo a sus necesidades. Su omisión perpetúa errores de diseño y construcción por parte de quienes, siendo profesionales y creyendo aplicar correctamente las normas, no están compenetrados de la problemática de este colectivo en los espacios urbanos y edilicios.
  • Instrumentar medidas para que el mantenimiento de veredas, relevamiento y control de las obras se realice desde las comunas.
  • Propiciar que las obras estén a cargo de cuadrillas municipales para evitar el negocio de las empresas tercerizadas.
  • Asegurar la superficie continua entre vereda, vado y cruce peatonal en los itinerarios peatonales.

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